miércoles, 13 de mayo de 2009

SER O NO SER

“...¡Todo esto es realmente apariencia, pues son cosas que el hombre puede fingir; pero lo que dentro de mí siento sobrepuja a todas las exterioridades, que no vienen a hacer sino atavíos y galas del dolor!...”


“¡Ser o no ser! Ése es el problema. ¿Qué es mejor para el espíritu?
¿Sufrir los dardos y embates de la insultante fortuna o, ante un piélago de calamidades, empuñar las armas y, haciéndoles frente, acabar con ellas? Morir…dormir, no más. Y pensar que con un sueño damos fin a los mil y un infortunios que constituyen la herencia de la carne.”

W.Shakespeare, Hamlet.





Compuesta entre 1599 y 1601, Hamlet, es la obra más representada de William Shakespeare. Más de cuatrocientos años han pasado, pero la duda esencial del protagonista, el ser o no ser, parece tener hoy plena vigencia.
Mucha agua ha corrido bajo el puente, la trama es otra, los pormenores son otros, los contextos son otros, pero esa vacilación medular aún perdura.
Pero ¿Qué es ser?
Para Platón, el ser (el ser así, sustantivado) se identifica con la sustancia; para Aristóteles, en cambio, el ser, que se dice de muchos modos[1], tanto puede identificarse con la sustancia como en Platón, como con los accidentes, por lo cual es difícil responder unívocamente a la pregunta. Para Heidegger[2], el ser, el ser que puede hacerse la pregunta por el ser, es el Dasein (literalmente, Ser-ahí), el ser arrojado a la existencia, el ser eyectado hacia el mundo: nosotros mismos. Decía el Dr. Carpio en la vieja facultad de Filosofía y Letras de los años 80, que todas las cosas son, pero que sólo el ser humano (Dasein) existe, porque es el único que puede preguntarse por el ser, porque es el único arrojado a la existencia.
Ser y existir, preguntarse por el ser para existir.
El libro de Heidegger es de 1927. Otras aguas han corrido bajo el puente. Pero ¿Qué significa ser hoy? O mejor, ¿qué significa ser en la red hoy?
Un artículo de Clarín declara que crece y preocupa la moda del tecno-exhibicionismo. Leo allí: “Una chica se saca una foto o se filma en actitud seductora, semidesnuda o desnuda y lo envía por mensaje multimedia al celular de un chico. Él lo reenvía a sus amigos con o sin su consentimiento y ellos lo difunden por las redes sociales, por sitios web o por chat”.[3]
“Algo está cambiando en la definición de intimidad. En los chicos crece la necesidad de exhibirse para poder existir”, escribe Diana Baccaro en la misma edición del diario.
Ser es ser percibido, afirmaba Berkeley[4]. La lógica de la red parece seguir esa dirección. Y no hay que olvidar que, si de un lado están los que se exhiben, del otro lado están los que miran. La pulsión escópica y la construcción de un yo a la medida del deseo. El imperio de lo imaginario.
En una de las escenas de la obra de Shakespeare, Hamlet asiste a la representación escénica de su propio drama. Hamlet es, a la vez, protagonista y espectador. Se exhibe y contempla su propia exhibición.
Exhibirse para existir. Exhibirse para ser. No otra cosa parece ocurrir muchas veces en Facebook. Fotos; perfiles ciertos o falaces; pormenorizada descripción de rutinas, de gustos, de fantasías, de anhelos y de miserias. No interesa qué. Mostrarse es lo que importa. Mostrarse y contemplar lo que se muestra.
El idioma español es uno de los pocos que discrimina entre los verbos ser y estar. En la red, sin embargo, esa distinción parece estar condenada a la extinción.


Néstor Granda.

[1] Aristóteles: Metafísica, Libro VI, Madrid, Gredos, 1997.
[2] Heidegger, Martín: Ser y tiempo, Madrid, Trotta, 2003.
[3] Clarín, 10 de mayo de 2009.
[4] Berkeley, George: Tratado sobre los principios del conocimiento humano, Madrid, Gredos, 2003.

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